El sueño de Ossian

En sus primeras obras destacó como un gran retratista, si bien con cierta diferencia estilística entre los retratos efectuados para sus clientes, más académicos, o los realizados para sus amigos o autorretratos, que denotan un espíritu más afín al incipiente romanticismo.

Junto a los retratos, la pintura histórica y el desnudo femenino fueron sus temas favoritos.

[5]​ Tras el regreso de Pío VII al palacio en 1815, tras la derrota napoleónica, los cuadros fueron dispersados.

[7]​ En el cuadro se ve un Ossian anciano apoyado sobre su arpa, durmiendo; sobre él aparece una escena que se corresponde con su sueño, con unas figuras traslúcidas de color blanco, como de alabastro, que semejan estatuas.

[5]​ En esta obra Ingres mantuvo un equilibrio entre el formalismo clasicista y la visión romántica, creando una imagen que se podría calificar como una de las más rupturistas de su producción, en cuanto a formas y cromatismo.