Doblón (tauromaquia)

[3]​ El doblón (al que no alude Cossío en su “Vocabulario”[4]​ como sustantivo, pero sí como verbo, “doblarse”), lógicamente, se habría inspirado en el recorte de capa por bajo, que pervive, aunque es poco usado a pesar de su eficacia, sobre todo para poner en suerte al toro frente al caballo, pues lo dobla y lo para frente a este.

Además este pase, ejecutado correctamente, exige mucha exposición y mando por parte del torero.

Precisamente por la flexión de al menos una pierna las más antiguas tauromaquias le llamaban compás quebrado.

En cuanto al sentido de la oportunidad en la elección del pase, nos quedamos con estas palabras del torero norteamericano, y artista diverso, Robert Ryan:[10]​ “Tanto en los ayudados por bajo como en los doblones, el diestro abre el compás precisamente para dar largura al pase, toda la largura que admite el toro y aún más, insistiendo a través del temple a que la embestida se prolongue, lo cual ahorma al toro a la vez que centra su furia”.

Las series de doblones suelen ser breves, porque, aunque se ejecuten con suavidad y a media altura, desgastan considerablemente la fuerza del toro.

Muchos toreros apenas los usan al comienzo, pero hay algún matador que lo tiene por costumbre, como Enrique Ponce, que declara sobre los doblones: “Para mí son fundamentales en el comienzo de la faena en el noventa por cien de los toros.

Son muy pocos los diestros que reaccionan a tiempo y por medio de doblones o trincherazos consiguen ahormar aún al toro bronco o manso y “enseñarle el camino”, como dice Ponce.

Pero parece interesante citar al menos unos pocos recurriendo de nuevo a Robert Ryan:[12]​ “Dentro de esa disciplina [la iniciada por Joselito el Gallo], han sido creadores en el castigo diestros como Granero, Pepe Ortiz [su maestro mejicano], Cagancho y Victoriano de la Serna”, culminando en “el castigo grácil del torero artista y poderoso” que fue Domingo Ortega.

Doblón de Fortes en Madrid