Embroque (tauromaquia)

Esa sinonimia no es correcta porque cada pase o lance tiene un embroque diferente.

Además, la parte final del pase es lo que se denomina remate de forma absolutamente generalizada.

Finalmente, otros sitúan el momento clave del embroque, por los usos contextuales, cuando la cornamenta del toro va a pasar la pierna de salida, es decir, el instante del máximo riesgo, que viene a identificarse con el eje o centro de la suerte, usando términos clásicos.

Por eso, hay una relación directa entre el mérito de la colocación y ajuste del torero en su embroque con el toro, sobre todo si es cargando la suerte, y la transmisión emotiva al público, que puede no conocer la palabra, pero sí expresa la idea: ajustarse, pasárselo cerca.

El buen embroque del torero con el toro se deberá unir a las demás características positivas del toreo (temple, mando, ligazón, etc.) para que la suma de todas ellas se armonice estéticamente alcanzando el arte de torear.

La propia RAE aporta varias acepciones del verbo “embrocar” ajenas a la tauromaquia, y dos propias de ella: “Dicho de un toro: Coger al lidiador entre las astas”.

[1]​ Sin embargo, ni los escritores taurinos especializados ni los aficionados usan el sustantivo embroque para referirse a esas dos acciones, pues se suelen denominar, respectivamente, “coger, cogida, con empitonamiento o sin él”, y “enfilar, buscar, derrotar, hacer hilo”.

Esto ocurre porque los académicos arrastran buena parte de las definiciones antiguas.

Encontramos una alusión a embroque muy interesante en la Tauromaquia de Paquiro cuando el histórico torero se refiere a la virtud de la "ligereza", afirmando: "donde más se conoce la ligereza es en todos los movimientos que en los embroques sobre corto son necesarios para librar la cabezada: el que tenga esa cualidad tiene mucho ganado para que jamás lo coja un toro...".

Basada en la definición de Pepe-Hillo, estamos evocando la forma de lidiar decimonónica, y si se amplía la información en la fuente directa, se ve representado el modelo de lidia antigua con los recursos para evitar la cogida: "arrojarse el lidiador al suelo para que el toro rebrinque por encima; sin salir, si es en corto, por medio de un quiebro [...] a no ser que en viaje largo tenga más pies que la fiera y gane más pronto el olivo" [es decir, salte por encima de las tablas del ruedo al callejón].

[10]​ Y para mayor aclaración aún del concepto que Sánchez de Neira tenía de embroque, se reproduce su definición de "encunarse": “Es el momento en que el torero […] queda colocado entre las dos astas del toro [...] Se distingue del embroque en que éste, aunque también corto, es a mayor distancia de la cuna; como que da tiempo en aquél a salirse por quiebro, recorte, etc., y en éste no.”.

Cossío también recurre a un cronista de prestigio, el fundador de la revista “La Lidia”, Peña y Goñi: “…al cargar la suerte, al llegar al embroque, la mano izquierda del matador quedó muerta, el toro no vio el terreno de fuera… y al derrotar enganchó a Hermosilla”.

Al decir "se pare en el embroque" lo que pide Marcial Lalanda es la quietud del torero en el momento de mayor peligro: "no enmendarse con los pies".

Aunque también es frecuente que el toro “avise” de sus malas intenciones.

En efecto, mientras el diestro, con la mano zurda, cita en pase cambiado al toro, intentando embarcarle en el vuelo de la muleta a la vez que esta tape su cuerpo de la vista del animal, con su brazo diestro, cruzado sobre el zurdo, avanza y enfila la espada hacia el espacio abierto de la cruz del toro, y por tanto le es imposible controlar la distancia del embroque y observar el movimiento de la cabeza del toro, que puede instintivamente derrotar buscando su cuerpo.

La historia del toreo deja una larga lista de diestros cogidos en este embroque, y también muy extensa de matadores fallecidos, con no pocos casos de la doble muerte de toro y torero, como ocurrió con El Espartero, Antonio Montes, Manolete, El Yiyo… Conviene no olvidar que el momento de clavar las banderillas es un embroque, y que del riesgo, el ofrecimiento (“asomarse al balcón”) y la plasticidad del encuentro del rehiletero frente a las astas del toro producen con cierta frecuencia grandes reconocimientos al mérito, obligando los aplausos a que, con permiso del matador, se desmontere el banderillero.

La depurada doma actual permite también espectaculares mantenimientos de una suerte de embroque continuo en que el galope lateral de las monturas se mantiene muy cerca de la cabeza del toro en su recta acometida, gracias al temple dosificado por el rejoneador y aceptado valientemente por el caballo, que, incluso, encara al toro en tan antinatural desplazamiento, confiado en la dirección que le marca su jinete y él apenas ve.

También en la tienta de machos jóvenes a campo abierto conocida como “acoso y derribo” se llama embroque al momento en que el garrochista, a galope en su caballo, contacta con la vara terminada en bola, llamada garrocha, sobre los cuartos traseros de la res para derribarla (la echada), probando su reacción.

Debe tenerse en cuenta que casi siempre que la crítica taurina utiliza la palabra embroque, surge en un contexto positivo, para resaltar el mérito de algún momento de las suertes taurinas.

Asimismo podrá comprobarse que existe cierta elasticidad o indefinición respecto al momento del embroque, pero también es una constante relacionar el concepto embroque con el peligro y la emoción transmitida.

A continuación se expondrán varios ejemplos de su uso, con citas del siglo XX y sobre todo actualísimas (Ferias de Abril en Sevilla y de San Isidro en 2019), ordenándolos cronológicamente y según su referencia: el capote, banderillas, la muleta, la estocada, rejoneo, etc. Se ha procurado ofrecer una amplia variedad en los firmantes de los ejemplos citados, aunque predominan los periodistas de Madrid, en diarios de tirada nacional, y también debe tenerse en cuenta que siempre ha habido críticos taurinos que han usado con bastante frecuencia el término (ahora destacan Zabala de la Serna y Rosario Pérez), otros en los que aparece rara vez (como Antonio Lorca, que tiende a usar el concepto original de entrada en jurisdicción y toma del engaño), y finalmente los hay que parecen desechar la conveniencia del término (Andrés Amorós).

Algunos ejemplos, los menos, se referencian con enlaces externos a la hemeroteca digital del diario ABC.

Hundiéndose en el embroque del lance, girando la cintura, acompañando con expresión la embestida”.

[20]​ Embroque en banderillas: “El subalterno ganó la cara del violento toro de doña Dolores Aguirre.

Se reunió muy bien con él y dejó los garapullos en lo alto del morrillo.

Embroque con la muleta: “Empezó Domingo Ortega, en una Corrida de la Prensa, en Madrid] la faena por bajo […], pero al tercer pase el toro [manso, no picado, fogueado] se dio cuenta, se le coló con peligro del torero, que tuvo que salirse del embroque”.

[21]​ “… desarrolló un molesto defecto: a la hora del embroque, giraba la cabeza lanzando un violento derrote.

Lo importante fue que José Tomás le plantó cara, se lo pasó cerca, menudearon los embroques espeluznantes, la angustia trascendió a los tendidos..." Madrid.

“Soberbio temple, maravilloso embroque y superior toreo con los pechos –habita en él una pureza asombrosa– a lomos de Disparate”.

(Obsérvese la palabra escogida para la rima interna del verso endecasílabo) http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1972/02/27/180.html.

Natural (tauromaquia)
Embroque al entrar a matar o en "la suerte suprema"
Embroque al poner banderillas