Cargar la suerte (tauromaquia)

[3]​ En conclusión, en torno a cargar la suerte se genera una tetralogía de valores taurinos: mando, técnica, emoción y estética.

[4]​ La idea nueva tiene un solo precedente textual explícito, precisamente aludiendo al toreo de José Tomás,[5]​ pero cuenta con numerosos comentarios del tipo “nueva tauromaquia”,[6]​ “teoría de los terrenos”,[7]​ antecedentes muy significativos sobre cargar la suerte “sin adelantar la pierna”,[8]​ y enfoques analíticos diversos, que se exponen particularmente en el epígrafe 5.

Esta idea nueva, prácticamente también inédita, trata sobre una forma distinta de cargar la suerte sin adelantar la pierna del embroque.

Conforme al criterio lexicográfico habitual, la Real Academia Española atiende a locuciones y frases hechas en el término sustantivo, si lo tienen (aquí, “suerte”).

Todo ello hace pensar que la frase taurina, al utilizar este verbo, se llena de contenido lógico.

[14]​ El primer diccionario de nuestra lengua, del año 1611, en la entrada “Suerte”, da como primera acepción: “Algunas veces significa ventura buena y mala”.

La acepción 23 propone un uso intransitivo, introducido por la preposición "sobre": "Ser una cosa soportada por otra que se expresa, ≈ apoyarse, descansar, descargar, gravitar, pesar".

La primera de ellas es la que nos transporta al toreo del siglo XVIII, basado en la capa, o capote, aunque Hillo ya usaba también la muleta.

Ricardo Torres Reina, Bombita, facilita en 1910 una serie de entrevistas a Miguel A. Ródenas, que este convierte en libro, aunque figura como autor el torero.

Algunos teóricos han hablado de que son “tiempos” del toreo, dada la secuencia temporal inexorable (aunque en parte agrupable).

Desde este punto serán frecuentes largos solapamientos biográficos y profesionales entre los toreros que siguen, hasta principios del siglo XXI.

Comparto plenamente en esto el criterio de mi amigo Domingo Ortega: a la trilogía clásica (parar, templar y mandar) debería añadirse este nuevo precepto, cargar la suerte.

“Cargar la suerte puede desembocar en ir ganándole terreno al toro, un paso en cada lance, hasta acabar en el centro de la plaza, o cerca.

Antoñete, se mantuvo en los ruedos hasta los 65 años (y algunas excepciones más), aunque previamente tuvo que optar varias veces por la retirada.

Yo nunca la busco como culminación de mi toreo, y si tengo que sacrificarla para llevar a un toro más largo, lo hago”.

El lector dispondrá a continuación, como información, y para su propia valoración del concepto definido en este artículo, de la visión crítica sobre cargar la suerte de los siguientes ensayistas: Amós Salvador, Federico Alcázar, Gregorio Corrochano, Claude Popelin, Guillermo Sureda, Pepe Alameda, Juan Posada, Joaquín Vidal, Salvador Balil y Nicolás Sampedro.

Sin embargo, coherentemente con su postbelmontismo, aporta una descripción técnica de los pases cargados que conducen a la ligazón moderna: “el toro pasa en sentido longitudinal paralelo al pecho y se le carga la suerte un poco hacia adentro, dejando en disposición de avanzar la pierna hacia fuera y ligar la suerte.

Corrochano dedicó mucho espacio e intensidad al tema de cargar la suerte, lo que obliga, por su interés, a profundizar con él.

[107]​ Como ha podido comprobarse, Corrochano se alinea con la línea estricta que han apuntado los grandes toreros Marcial Lalanda, el propio Domingo Ortega, Rafael Ortega, Antoñete… o más bien al contrario, porque, menos Domingo, todos ellos se expresaron después del fallecimiento de Corrochano y de toda su obra póstuma, que demuestran conocer, pues le citan con frecuencia.

Como ensayista taurino francés, Popelin se integra en este artículo por su prestigio de ensanchar el acervo cultural taurómaco.

Guillermo Sureda Molina, que escribió sobre diversas disciplinas (literatura, historia, mitología), hizo amplia labor crítica, ensayística y biográfica en tauromaquia.

[111]​ Por mantener esa actitud, Paco Aguado le sitúa, junto a Pepe Alameda (siguiente escritor), como “crítico heterodoxo” (vid infra, pg.

Y hay muchos toreros –por ejemplo, Paco Camino– que como mejor torean es con el compás abierto, pero sin cargar la suerte.

Así, ya se apuntaron supra sus comentarios sobre dos faenas distintas de José Tomás, a quien no conocía aún al redactar eso.

[152]​ Eugenio García Baragaña publicó en 1750 su Noche Phantástica, Ideático divertimiento que demuestra el Méthodo de torear a pie.

No se puede deducir que implique carga, pero sí “deja primero dar el golpe” al toro, con evidente exposición.

Aunque se hablará más tarde, infra, del maestro de Hillo, Pedro Romero, acudamos a la primera Tauromaquia para empezar.

No se ven aquí las expresiones tan sugerentes de Pepe Hillo, al que curiosamente tanto sigue (y amplia con precisiones técnicas) Paquiro en su Tauromaquia.

Aunque Peña y Goñi emplea muy poco en sus crónicas comunes la expresión cargar la suerte, se ve aquí, en el lugar más oportuno, su voluntad de concretarla.

En 1873 registra Peña que en una reaparición tras larga convalecencia por cogida, “Lagartijo despachó a su primer toro de una colosal estocada arrancando”.

Verónica de Ginés Marín
Natural de Talavante
Derechazo de Ferrera
Pase de pecho de Ginés Marín
Verónica de Antonio Ferrera
Natural de José Tomás
Trincherazo de José Tomás
Un banderillero clava en todo lo alto
Fortes recortando con la capa
Cite para pase natural de Talavante
Cite para derechazo de Antonio Ferrera
Trincherilla de José Tomás
Natural a muleta cambiada de José Tomás
Natural de Fortes
Javier Ambel se "asoma al balcón"
Javier Ambel clava en lo alto "asomado al balcón" entre los brazos
Estocada de Fortes