Paquiro

Su nacimiento y bautismo están registrados en el tomo 39, folio 336 en la Parroquia de San Juan Bautista.

[1]​ Su familia abandona su cómoda casa y se trasladan a la calle Bodega, cerca del matadero.

No hubo paseíllo y la corrida comenzó a las cuatro de la tarde.

Según las crónicas el joven Paquiro estuvo sereno y con mucho asiento, haciendo buenos quites.

Fue anunciado el lunes siguiente, día 25, sin tener cerrada aún la herida del codo.

Se le consideraba un excelente lidiador, pero nunca fue un portento con la espada, por el contrario, era de fama su estocada atravesada.

Prosper Mérimée destacó su valor y fuerte personalidad ante los toros, que transmitía confianza a su cuadrilla.

[4]​ Dio impulso a la renovación de la lidia, aplicándole sentido artístico y creador, reformando el concepto de espectáculo taurino, por lo que se le tiene como al instaurador del toreo moderno.

[1]​ Como algo propio de su arrojo, recibió numerosas cornadas las cuales, unido a una afición no demasiado discreta por la bebida, disminuyó sus capacidades.

Se había retirado ya en 1847 con fama de leyenda, sin embargo decide regresar al ruedo en 1850 para ayudarse a financiar sus inversiones en el negocio del vino que no le habían deparado demasiado éxito.

En las últimas voluntades, el torero otorgó su vivienda a su hijo Juan Ramón, pero su abuela materna se atribuyó la guardia custodia.

A la muerte del hijo, que falleció con 18 años y siete meses, la viuda se declaró heredera universal de todos los bienes incluida la casa, y en su declaración testamentaria la dejó en herencia a su hija Aurora, una de las dos que tuvo con el picador Francisco Puerto.

Ángel María Cortellini : Francisco Montes antes de la corrida , óleo sobre lienzo, 39,30 x 30,40 cm, Madrid, Museo del Romanticismo .