Tanto en España como en Portugal se desataron crisis sucesorias al ser disputada la legitimidad de la hija del rey para heredar a su padre.
Por su parte, Francia quería asegurarse de que los absolutistas franceses no encontrarían apoyos institucionales en los reinos ibéricos.
[5] La Legión Extranjera Francesa fue creada en 1831 para ser empleada fuera del territorio metropolitano de Francia.
Sus propios mandos admitían que los legionarios adoraban a un solo dios, Baco, dada su gran afición al vino.
Hubo incluso quién propuso que los franceses ocuparan Navarra y las provincias vascas.
[20] Inicialmente se preveía que los legionarios se unieran al ejército del norte que combatía en Navarra y las provincias vascas, pero la entrada en Cataluña de una columna carlista liderada por Guergué hizo cambiar los planes.
Los batallones y compañías legionarios fueron entonces distribuidos entre las formaciones del Ejército español que guarnecían la provincia.
Cuatro compañías fueron destacadas a Tárrega; desde allí participaron en el sitio del castillo de Guimerá, donde se había hecho fuerte un destacamento carlista.
Tras la rendición del castillo, entre 60 y 80 vecinos que se habían unido a los carlistas fueron fusilados por las tropas isabelinas.
[21] La dispersión de sus legionarios preocupaba a Bernelle; no era buena para mantener ni la disciplina ni la cohesión, especialmente con agentes carlistas intentando captar soldados para que cambiaran de bando.
Sus protestas fueron finalmente escuchadas y se ordenó el reagrupamiento de la unidad para que pasara a Aragón.
[25] Los legionarios se vieron envueltos en acciones menores, pero encarnizadas: los carlistas no conferían a los extranjeros las garantías estipuladas en el convenio de Eliot y procedían a torturarlos y fusilarlos si caían prisioneros.
La caballería se formó con legionarios y otros veteranos polacos que habían servido previamente en unidades de lanceros.
[32] Las excesivas medidas disciplinarios impuestas por Bernelle, la intromisión de su esposa en los asuntos militares, y su maltrato del popular Conrad hicieron al general impopular con sus subalternos.
La situación se hizo tan difícil para Bernelle que el 25 de julio pidió su regreso a Francia.
[33] Al otro lado de la frontera, el gobierno francés estaba preparando 6000 hombres para reforzar la Legión.
Los carlistas crearon su propio batallón extranjero para encuadrar a los legionarios desertores.
[46] Las fuerzas isabelinas en Navarra –al mando del general Iribarren– se pusieron en marcha para perseguir la expedición carlista; incluían la división del brigadier Antonio Van Halen, una brigada de caballería, y una brigada al mando de Conrad, que a su vez incluía los dos batallones, los dos escuadrones y la batería de la legión y otro batallón español.
Así es como describió el combate el antiguo oficial carlista alemán Wilhelm von Rahden en su obra Correrías de un viejo soldado: Los legionarios isabelinos perdieron los nervios y comenzaron a huir.
Conrad quiso dar un ejemplo a sus hombres y, avanzando hacia la primera línea alzando su gorra con la punta de su bastón, gritó «¡Adelante!», pero el pánico se había apoderado de sus hombres, que continuaron la desbandada.
Acto seguido, una bala impactó a Conrad en la frente y cayó muerto.
El ejército isabelino tuvo que retirarse, incluyendo los restos de la legión ahora bajo el mando del capitán Bazaine.
[54] Dada la difícil situación política en Navarra, el gobierno francés se planteó que la Legión volviera a Francia, pero Ferrary fue capaz de mantener la disciplina y la Legión se trasladó a Jaca en octubre de 1837.
A principios de 1838 solo podía organizar dos compañías para participar en las operaciones militares.
Una vez allí organizaron una colecta para dar una sepultura más digna a Joseph Conrad, que había sido enterrado en esta ciudad.
Algunos de sus oficiales y soldados decidieron incorporarse en el Ejército español, el resto volvieron a Francia.
Una vez allí algunos volvieron a incorporarse al Ejército regular francés, pero perdiendo los ascensos que habían obtenido durante su servicio en España, otros se incorporaron a la nueva Legión Extranjera en Argelia, y el resto fueron licenciados.