Discurso de odio

Por esta razón, establecer criterios "homogéneos y uniformes"[7]​ que permitan identificar dicho discurso, ha sido un tema controversial puesto a debate.

Se configura de este modo un modelo de discurso con tres características fundamentales: dirigido contra cierto grupo de personas identificado con precisión (judíos, musulmanes, homosexuales…) y nunca contra la sociedad en general; una vez establecido el objetivo se procede a una asignación de algunos estereotipos denigrantes y finalmente, asignados los estereotipos se juzga al grupo como no integrable a la sociedad y se le condena a ser tratado con desprecio y hostilidad.

[9]​ Marta Casaús Arzú dice que “para algunos estudiosos, el odio es el antecedente del racismo” ya que entendiendo al racismo como la exclusión del otro mediante la desvalorización se llega, finalmente, a odiarlo.

Los grupos tienen la libertad relativa de ignorar el discurso dominante y formar una ideología alternativa.

[12]​ Van Dijk dice que “si el discurso público de los grupos étnicos minoritarios no hacen del racismo una cuestión pública, la dominación étnica por lo general no cambia.”[13]​ Sin embargo, el discurso dominante, en el contexto occidental, se reproduce a través de las fuentes que son las élites simbólicas blancas.

[17]​ También existe una circunstancia agravante de la responsabilidad penal cuando se cometen crímenes movidos por el odio discriminatorio.

[18]​ En este sistema de dominación, los no europeos fueron tratados como diferentes e inferiores; como consecuencia, esta ideología sirvió para justificar la esclavitud, la explotación y la discriminación.

La casta mestiza se elevó como ejemplo de una mezcla deseable entre sus orígenes indígenas y europeos.

Esta raza nueva era glorificada, sin embargo, para los pueblos indígenas y negros la forma básica de desigualdad seguía intacta.

Tarjeta SIM en Polonia con el lema de la campaña contra la incitación al odio "Las palabras tienen poder, úsalas sabiamente"
Protesta contra discursos de odio