En la isla Shangchuan, hoy parte de la diócesis, murió Francisco Javier, misionero jesuita español, elevado a los altares.En su honor se alzó una basílica, destino de muchos peregrinos chinos.[6] En el período de 1966 a 1976 la Revolución Cultural se ensañó especialmente contra la religión, destruyéndose numerosas iglesias y cesaron todas las actividades religiosas en la diócesis, que pudo reanudar sus operaciones a principios de la década de 1980.La sede permaneció vacante hasta 1981, cuando el gobierno chino nombró como obispo a Peter Paul Li Panshi sin aprobación papal.[11] Debido a la situación particular de la Iglesia católica en China, la Santa Sede no nombra obispos para las diócesis chinas, que son sedes oficialmente vacantes incluso en presencia de obispos reconocidos por Roma.Según algunas fuentes estadísticas, en 2011 la diócesis tendría unos 10 sacerdotes, 30 religiosas y unos 20 000 fieles, distribuidos en 20 parroquias.
Paul Liang Jiansen, obispo de Jiangmen, el primero que obtuvo tanto la aprobación del gobierno chino como de la
Santa Sede
para regir la diócesis