En todas las islas se desarrolló un arte humilde relacionado con la vida cotidiana; especialmente cerámica de diverso tamaño, la cual era terminada con una decoración muy simple.[1] A pesar del proceso de aculturación que sucedió a la conquista, el sustrato guanche está presente en determinadas prácticas pastoriles; en juegos y deportes tradicionales (lucha canaria, lucha del garrote, salto del pastor); en algunos géneros del folclore musical (tajaraste, sirinoque); en el habla canaria, sobre todo en el léxico referido al pastoreo, a elementos de la naturaleza (flora, fauna), antroponimia y la toponimia; en la gastronomía, principalmente a través del gofio y sus derivados culinarios; en la religiosidad popular, como elemento que se mezcla con los ritos cristianos en determinadas manifestaciones (Virgen de Candelaria, Fiesta de la Rama de Agaete, brujería, etc).Se conservan además en la memoria colectiva, historias y leyendas que se refieren al mundo prehispánico (Árbol santo de Garoé, leyenda de Gara y Jonay, etc).El mudejarismo no se advierte en elementos decorativos de lazos y atauriques, completamente ausentes en el Archipiélago, sino en las techumbres con alfarje de lazo construidas con la madera del incorruptible pino canario: la tea, que frecuentemente deja ver su color, pero que es, algunas veces, policromada y dorada.También puede advertisre, que el renacimiento canario es de un tipo desconocido en España y frecuente en Portugal.[16][17] La tradicional arquitectura doméstica canaria, muchas casas señoriales van a ser renovadas, fundamentalmente fachadas y los patios interiores.El alero de teja es sustituido por un parapeto estrangulado, con balaustres; las puertas y ventanas son más grandes y los antepechos de madera son asimismo más anchos en las ventanas formando un balcón unido a la misma.Los corredores de los patios interiores son cerrados con cristaleras; pero esta corriente neoclásica significó una verdadera revolución con la introducción de las pinturas verde y roja que se aplicaría a puertas y ventanas.Pese a todo, en estas fachadas renovadas, también ha permanecido elementos arquitectónicos tradicionales, como el alero de teja.Pero estas edificaciones están asimismo, asociadas al nuevo plan urbanístico, el cual implica amplias y largas avenidas, alamedas, plazas, dejando espacios muy bien organizados para la jardinería.Sus principales características son elementos decorativos en las fachadas, cargadas de dibujos con ornamentación floral ya que su misión es imitar la naturaleza.Es lástima que muchos edificios del pasado hayan sido demolidos; el caso es que tenemos una nueva arquitectura, cuya base y fundamento es la aplicación de nuevos elementos técnicos y la funcionalidad.[25] Todavía en pleno siglo XVII, buena parte de la pintura religiosa en Canarias era importada, especialmente desde Flandes, debido a las relaciones comerciales existentes con el Archipiélago.Cuando en ese mismo siglo comienza a surgir, aunque con cierta timidez, un arte hecho en Canarias, éste tiene claras influencias flamencas y andaluzas, con obras pintadas por artistas foráneos que se van instalando en las islas, donde aparecerán pintores autóctonos como Gaspar de Quevedo y Cristóbal Hernández de Quintana nacidos en la Orotava, con obra y residencia en numerosos lugares del Archipiélago.Juan de Miranda fue otro destacado y más avanzado pintor en torno al cual se movían varios artistas, que llevarán a cabo importantes obras pintadas en los muros de las iglesias o en sus cúpulas y pechinas.Aunque ya existía una academia de dibujo en Las Palmas, fundada en 1782 por el tinerfeño Diego Nicolás Eduardo, canónigo y arquitecto.[28] Tras estos primeros momentos del arte neoclásico aparece el estilo romanticismo y naturalismo.En esta nueva corriente artística introducida a mediados del siglo XIX se vienen a representar fundamentalmente temas relacionados con la conquista de Canarias en los que son idealizados los personajes indígenas; la pintura histórica hace renacer una cultura de sentir canario inspirada en temas anteriormente mencionados.[30] El paisaje fue asimismo representado por diversos pintores británicos residentes en las islas, como Diston Edwards, entre otros.Este sentimiento diferenciador canario e refleja en los rasgos típicos de la realidad isleña: paisajes, romerías, fiestas campesinas, pescadores, y otros temas cuyos principales representantes son Romero y Bonnín, en un principio.