Fueron los años durante los cuales residió en París los que terminaron de cincelar al artista, dándole su gran alcance decorativo, renombre que adquirió con su intervención ornamental en edificios públicos y en el diseño de decorados teatrales y vestimenta.De vuelta a Londres, realiza grabados al aguafuerte, El Garrotín y la Macarena, por los que recibió el primer premio de la Escuela Municipal Londinense, donde entonces prepara varias exposiciones, también lo hace en París y en Madrid.Desde aquí concurriría a diversas exposiciones en Europa y en varias capitales de América, la primera en Buenos Aires en 1918.El artista viajó también por África, por las colonias españolas y regresó a Canarias en los años treinta.Ésta se encuadra dentro del movimiento modernista, del que se le considera como principal representante en la pintura canaria, y destaca en sus creaciones la utilización que de la luz hace el artista, principalmente en la serie pictórica Poema de los Elementos.Antes de él, ningún artista canario se había atrevido a realizar tan vastas decoraciones murales.