El Cristo del Otero parece estar en posición de bendecir a la ciudad.
En la entrada a la ermita hay una pequeña explanada y un mirador donde se puede tener una panorámica de la ciudad.
Su gran esbeltez y verticalidad pueden deberse a que está concebido para ser visto desde abajo.
Finalmente, aquel proyecto sufrió una serie de cambios, ya que los brazos del Cristo, originalmente inclinados hacia abajo, se reformaron para aligerar la escultura.
La historia cuenta que cuando el santo fue a orientar a los palentinos hacia el catolicismo original, del que se habían alejado por seguir la herejía priscilianista, fue apedreado y expulsado de la ciudad.