La obra fue declarada Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Cultural de la Nación por el gobierno argentino en 2003.
[1] Aunque ambos presidentes se habían reunido en febrero de 1899 para llegar a un acuerdo pacífico, en el inicio del siglo XX se difundieron en ambos países los rumores de una guerra.
Se exageraban incidentes de poca importancia y la prensa alentaba el clima bélico.
Se dejó en manos de la Corona británica decidir por dónde pasaría el límite.
Gracias a sus influencias (era amiga del presidente argentino Julio Argentino Roca) logró que éste visitara el colegio para ver la estatua en una ceremonia a la que también asistió una delegación chilena, y así convenció a los gobiernos de Argentina y Chile de su proyecto.
El Cristo mide casi 7 m de altura y pesa 4 toneladas.
Su pedestal fue proyectado por el ingeniero mendocino Juan Molina Civit a partir de un bosquejo del escultor.
[7] En la mañana del 13 de marzo de 1904, pese a lo inhóspito del lugar, llegaron hasta Las Cuevas, por tren, tanto la comitiva argentina como la gente que quería presenciar el acto.
La gente estalló en aplausos y aclamaciones, vivándose con igual entusiasmo por ambos todos a Chile, a la Argentina, a la paz y a los presidentes,[8] de ambos países: el General argentino Julio Argentino Roca y el chileno Germán Riesco, quienes no pudieron concurrir al homenaje pero sí lo hicieron los ministros de Relaciones Exteriores, Raimundo Silva Cruz, por Chile, y José Antonio Terry, por la Argentina.
Una inscripción en latín dice: Ipse est pax nostra qui facit utraque unum (Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno).
En 1907, Ángela solicitó al Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico que donase terrenos para colocar en ellos una ermita de refugio a los pasajeros, un correo, y se instalase un monasterio cisterciense, una sala de auxilios y un observatorio sísmico.
El ferrocarril donó los terrenos e incluyó una fuerte rebaja en los fletes.
Enterada del triunfo argentino, la reina Guillermina de Holanda fue a ver el Cristo al palacio.
Y Ángela fue recibida por el papa Pío X (quien no había sido recibido en la inauguración del palacio debido al anticlericalismo que existía en aquella época en las relaciones internacionales), quien le dijo: ¡Hija mía, donde no han dejado entrar al papa, tú has hecho entrar a Cristo!.
[8] Ángela fue candidata al premio Nobel de la Paz y cuando se inició la Primera Guerra Mundial, recolectó firmas para pedir al presidente de Estados Unidos que hiciera cesar el fuego.
Murió a los 83 años en Buenos Aires y sus restos reposan en el cementerio de Olivos.
La posibilidad de dicha guerra se diluyó gracias a la mediación del papa, en aquel entonces Juan Pablo II, quien había sido consagrado como tal precisamente en ese año.
En 1993 peligraba la estabilidad de la obra debido a que el clima y los movimientos sísmicos habían dañado al terreno.
El gobierno mendocino realizó reparaciones tanto al monumento como a los dos únicos edificios cercanos, que alguna vez fueron utilizados como estaciones meteorológicas.
Una semana después, en recuerdo de la Misa celebrada en 1904 por Monseñor Jara para la inauguración, delegaciones chilenas y argentinas llegaron al pie del monumento para una Misa presidida por el Arzobispo de Mendoza, Mons.
Cristián Enrique Contreras Molina O. de M. Estos obispos dirigen las diócesis que dan a la frontera entre ambas naciones.
El objetivo central del cruce era fortalecer los lazos de hermandad y paz entre ambos países.