Cristián I de Dinamarca

El consejo real buscó dejar el poder en manos del señor feudal más poderoso del reino, en este caso Adolfo VIII de Holstein.

Pero Adolfo rechazó la oferta y recomendó a su sobrino Cristián para ocupar tan alto cargo.

Carlos buscó restablecer la unión, pero esta vez bajo el predominio sueco.

En 1459 falleció el conde Adolfo VIII de Holstein, sin haber dejado hijos.

También se asentó en los privilegios que ambas regiones permanecerían unidas por siempre.

Lo anterior ha sido interpretado como un error político por parte de Cristián y del Consejo danés: el ducado de Schleswig había sido motivo de pugna entre Holstein y Dinamarca por varios años, y los reyes daneses no habían podido adueñarse nunca por completo del ducado.

Al quedar el gobierno de Holstein en manos de un rey danés, se pudo haber aprovechado la situación para incorporar definitivamente Schleswig-Holstein a Dinamarca, pero Cristián se conformó únicamente con una alianza política.

En ese país se produjo una revuelta en 1463, y el arzobispo Jöns Bengtsson, en nombre del rey, condonó el pago de impuestos, motivo necesario para que fuera encarcelado por órdenes de Cristián.

Una prueba de su grave situación económica fue el hecho de que, en 1469 casó a su hija Margarita con el rey Jacobo III de Escocia y, al no poder otorgar la dote prometida, tuvo que cederle al rey escocés las islas Órcadas y las Shetland, que hasta entonces habían pertenecido a Noruega.

Cristián siempre mostró fastuosidad y un aparente esplendor de su reino, pero sus viajes no le produjeron grandes beneficios.