A través de la reina la corte noruega tuvo contacto con la vida cultural del continente.
Con el tiempo, las relaciones con Erik derivaron en enemistad y por consiguiente en una guerra, que sólo terminó cuando el príncipe sueco se casó con Ingeborg en 1312.
Era un cristiano devoto que realizó varias acciones a favor de la religión.
Aunque nunca existió una canonización, el papa León X reconoció su culto en 1520, pero éste terminaría abruptamente con la reforma protestante en 1537.
Los restos fueron trasladados y vueltos a sepultar en el Castillo de Akershus.