Críticas anarquistas al marxismo
[4] A pesar de estas objeciones, Proudhon continuó influyendo sobre el movimiento obrero, en especial desde la caída del socialismo.La base del conflicto se centraba en que, así como los marxistas creían en la necesidad transicional de un Estado bajo control de los trabajadores (la «dictadura del proletariado») y que a su vez se encargara de controlar la economía («planificación central»), los anarquistas pensaban que el camino al socialismo (o al comunismo) pasaba por la destrucción del Estado, ya que toda minoría gobernante necesariamente se erige en clase frente a la cual una mayoría demasiado vasta no puede tener control: [...] Las palabras “socialista científico” y “socialismo científico”, que se encuentran constantemente en los trabajos y discursos de Lassalle y los marxistas, sólo prueban que el pretendido Estado popular no será sino el gobierno despótico de las masas trabajadoras por una nueva aristocracia, numéricamente pequeña, de verdaderos o falsos científicos.Y si su autoridad es necesaria para la emancipación real del pueblo, ¿cómo se atreven a llamarlo Estado popular?La confrontación entre marxistas y anarquistas continuó luego bajo otro cariz a partir de la revolución rusa.Un conflicto paralelo, menos virulento pero más profundo, se dio entre el comunismo anarquista y el comunismo marxista (a diferencia de lo que sucedía con el resto del anarquismo, ambos eran metodológicamente colectivistas), representados respectivamente por Piotr Kropotkin y el propio Lenin.Entre los mutualistas modernos se encuentra Kevin Carson que ha adoptado en forma sincrética ciertos aspectos de la teoría del valor marxista junto con sus críticas marginalistas.El antropólogo anarquista Pierre Clastres ha propuesto la posibilidad de un materialismo político, con base en la demostración que las investigaciones antropológicas llevan a la necesidad de invertir la relación entre infraestructura económica y superestructura política si se quiere persistir en una visión similar a la del materialismo histórico: Es la ruptura política, pues, la que es decisiva, y no el cambio económico.La verdadera revolución en la protohistoria de la humanidad no es la del neolítico, ya que ella puede muy bien dejar intacta la antigua organización social, es la revolución política, es esa aparición misteriosa, irreversible, mortal para las sociedades primitivas que conocemos con el nombre de Estado.[10] Dirige primordialmente una severa crítica moral a los marxistas "que utilizan las palabras justicia, libertad, democracia, etc." ya que están "perfectamente habilitados para hacerlo cuando se trata de propaganda, pero dejan radicalmente de ser marxistas si toman los términos en serio."