El ser humano está constituido por una gran diversidad de dimensiones (poética, simbólica, religiosa, técnica, etc.) pero, según el autor, la tecnológica ha desplazado a todas las demás para centrarse en la potencia y en la eficacia.
Ante esta situación propone una ética del no-poder, que se caracteriza por no colaborar con el sistema técnico.
El no-poder es lo contrario de la impotencia y se caracteriza por la frase puedo pero no quiero.
En su adolescencia, Jaques Ellul pensó en pertenecer a la marina, pero su padre Joseph lo convenció de leer sobre derecho.
[6] Además de ellos, su padre también tuvo un papel importante como influencia y modelo a seguir para su hijo.
Esta fue la experiencia que lo llevó con el paso de los años a convertirse al Cristianismo.
Se le atribuye a Ellul la conocida frase «Piensa global, actúa local».
[9] Esta concentración se ilustra claramente en el fenómeno urbano, que hace depender toda la vida del hombre de la ciudad, y el trabajo del campesino se convierte en trabajo al servicio de la ciudad, como lo expresa Charbonneau: «Era necesario, por tanto, transformar el campo, o más bien liquidarlo, de lo contrario habría frenado la expansión.
Con esta fórmula tan «general», los dos jóvenes pensadores pretenden demostrar que la tecnología, en el siglo XX, va mucho más allá del marco estricto de la maquinaria y que ahora está integrada en la conciencia.
[13] Al observar que su análisis difícilmente es compartido en el campo intelectual, Ellul saca sus propias conclusiones.
[17] Y continúa: «esto no corresponde a que la sociedad industrial haya alcanzado un determinado nivel de desarrollo, es otra cosa.
Sin embargo, para dar servicio a las máquinas, se necesita mano de obra.
[17] La tecnología, sin dejar de crecer, viene a sustituir por sus propios valores (trabajo, utilidad, eficiencia, crecimiento económico, progreso, etc.) todos los del pasado, ya sean cristianos (amor al prójimo), humanistas (moral) o republicano (libertad, igualdad, fraternidad).
[18] De hecho, cuando Ellul nos recuerda que «no es la tecnología la que nos esclaviza sino lo sagrado transferido a la tecnología»,[19] la comunidad intelectual lo tilda de tecnófobo,[20] prefiriendo centrar su atención en la disputa ideológica Este-Oeste.
[22] En 1988, Ellul escribió: «Me gustaría recordar una tesis muy antigua, pero siempre olvidada y que debe renovarse constantemente, a saber, que la organización industrial, como la "postindustrial", como la sociedad técnica o informatizada, son no sistemas destinados a producir bienes de consumo, ni bienestar, ni una mejora en la vida de las personas, sino sólo producir a ganancias».
Obedece a la única regla de eficiencia…Y si un objetivo lo fija la política, éste se diluye en el aparato (burocrático) y pronto ya no tiene ningún significado».
Craig Hanks señala que Ellul es, junto a Jürgen Habermas, Martin Heidegger, Gilbert Simondon, André Leroi-Gourhan y Günther Anders, uno de los principales pensadores sobre la tecnología del siglo XX.
Por otra parte, menciona en numerosas ocasiones las investigaciones del economista checo Radovan Richta (también marxista disidente), particularmente en sus cursos en el IEP de Burdeos.