A continuación se examinan algunas de estas divergencias entre los anarquistas (particularmente los anarcosocialistas de las corrientes históricas) y los marxistas en diversas cuestiones, así como también los puentes tendidos en los últimos tiempos por corrientes como el situacionismo y el marxismo autónomo.
Esa definición es aceptada por casi todas las escuelas de pensamiento político incluyendo el anarquismo.
Los marxistas creen que una represión de clase efectiva requiere una capacidad superior para ejercer la violencia, y todas las sociedades anteriores al socialismo son gobernadas por una clase minoritaria, así que en la teoría marxista, cualquier Estado no socialista tendrá las características atribuidas a todos los estados por los anarquistas y demás corrientes políticas.
Una minoría revolucionaria que tome el poder del Estado y lo imponga al pueblo sería tan autoritaria como la minoría dirigente en el capitalismo, y podría constituirse a sí misma en una clase dirigente.
Por ejemplo durante la Revolución Española, los anarquistas impulsaron centenares de colectividades pero solamente una minoría controlaba toda la tierra, a los pequeños campesinos se les permitió trabajar la tierra individualmente siempre que no utilizasen trabajadores asalariados.
[9] En su libro ¿Qué es la propiedad?, Pierre-Joseph Proudhon, con argumentos históricos, jurídicos, y económicos, procura demostrar que la propiedad sobre ciertos bienes en el orden político presente es un acto de robo, Proudhon identifica la propiedad como un derecho inalienable de todo individuo que justamente el orden económico político no respeta en pos de beneficiar a unos pocos.
Por lo tanto, según Proudhon, los ciudadanos nunca estarán libres de la expoliación hasta que desaparezca el Estado.
En 1847 Marx escribe La miseria de la filosofía en la que critica a Proudhon y da inicio al conflicto entre dos corrientes laboralistas que empezaban a definirse en la Primera Internacional y cuya división continúa hasta hoy.
El principal desacuerdo fue que para Proudhon y Mijaíl Bakunin, otro teórico anarquista, la revolución sería imposible sin la abolición inmediata del estado, mientras que para Marx y Engels, el Estado podría ser una parte instrumental del proceso revolucionario.