Cordelia Urueta

No tuvo una formación artística formal extensa pero dio clases de arte, lo que le dio la oportunidad de conocer a varios artistas mexicanos contemporáneos, incluyendo a Gustavo Montoya.Las impresiones en las revistas atrajeron su atención, así como muchos libros de la biblioteca familiar.[2]​[5]​ En 1919, la familia se va a Buenos Aires cuando su padre recibiera un puesto diplomático pero regresa después del fallecimiento de este en diciembre de 1920 cuando Urueta tenía sólo once años.Su largo duelo y esta situación afectarían seriamente su salud, causándole anemia.Prefería dibujar, a menudo haciendo retratos de las personas más cercanas.Sin embargo, poco después su salud la forzó a retirarse temporalmente de la pintura.[5]​ En el taller de Pastor Velázquez podía dibujar a las personas que ahí modelaban.[3]​ Alquiló un estudio junto con Montoya y dos artistas más a pesar del hecho que esto le causó problemas con su familia.Mientras se preparaba para el viaje, Montoya le propone matrimonio, ella acepta con la condición de que la acompañe.Allí Urueta se interesó en el trabajo de Picasso y Braque.Forma parte de un amplio círculo intelectual y artístico junto con Elena Poniatowska, Carlos Fuentes, Juan Soriano, Luis Barragán, Xavier Villaurrutia, María Izquierdo, Alfredo Zalce y Daniel Cosío Villegas .[2]​[3]​ Su carrera artística estuvo en pausa hasta 1950 cuando regresó a México con su marido.[1]​[3]​ Se le conoce también como la "Gran dama del arte abstracto"[3]​