Carlos Mérida

Su hija fue la destacada bailarina de ballet y coreógrafa Ana Mérida.

Viajó en su juventud a Europa, junto con el también iba el pintor francés Carlos Valenti, en donde visitó los talleres de Amadeo Modigliani, Kees van Donen y Hermenegildo Anglada Camarasa.

En 1922 Mérida trabajó con Diego Rivera para pintar los murales del Anfiteatro Bolívar en la Ciudad de México.

En 1927 viaja de nueva cuenta a París, donde, derivado de su contacto con Picasso, Kandinsky, Klee y Joan Miró Miró, reafirmó su estilo en el arte abstracto y el constructivismo.

Como lo comentó Mathias Goeritz: Dicha obra se perdió en su mayoría tras el daño sufrido por los edificios del centro urbano tras los sismos de 1985.

Con esta misma técnica, en la década de 1950 realizó diversos murales para empresas comerciales y privadas mexicanas.