[2] La construcción quedó en los límites de la colonia Roma Sur, una extensión hecha a la original.
[3] Tras la demolición del estadio en 1949, los terrenos del mismo y adyacentes se convirtieron en una zona con diversas áreas, con el CUBJ como la de mayor dimensión así como el Club Deportivo Hacienda y el Centro Escolar Benito Juárez.
En los años 50 México vivió el periodo llamado Milagro mexicano o desarrollo estabilizador, una política económica seguida por distintas presidencias entre ellas la de Miguel Alemán Valdés y su secretario de Economía, Ramón Beteta Quintana.
En este multifamiliar, Pani promovería la integración plástica por primera vez al invitar a David Alfaro Siqueiros, artista que no pudo cumplir la encomienda y dejar inconclusos murales en el conjunto, e invitó entonces a Carlos Mérida quien colocó distintos frisos en la guardería del conjunto, hoy casi perdidos.
[9]En 1979 un sismo de magnitud importante dejó daños estructurales en algunos edificios del conjunto que no fueron atendidos.
[13] A diferencia del CUPA que se hizo con un diseño basado en zig-zag, en el caso del CUPJ se crean edificios rectangulares espaciados entre sí para que recibieran suficiente luz solar.
Dicha vialidad sería la primera avenida de la ciudad conectada sin cruces directamente al reciente hecho Viaducto Miguel Alemán.
Dicho factor aunado a la complejidad del proyecto mismo así como el ahorro en el gasto de la construcción provocó que el CUPJ fuera en la construcción del conjunto, según Pani, un 83% mayor que el CUPA.
En otros casos, el diseño del proyecto pudo intervenir en la pérdida de las estructuras.
[16] En un inicio, Mérida pidió a sus colaboradores discreción sobre el contenido y alcance del proyecto al temer que afamados artistas del muralismo mexicano reclamaran al gobierno que fuera un artista guatemalteco el que recibiera la obra; la secrecía terminó cuando David Alfaro Siqueiros visitó la obra y días más tarde defendió el trabajo de Mérida en una conferencia en el Instituto Politécnico Nacional.
[18] Dentro de la obra colaboraron artistas plásticos, albañiles, canteros, arquitectos e ingenieros.
[17] Carlos Mérida volvería al conjunto en los años 60, y encontraría alterados los colores originales de su obra, mismos que fueron repuestos por la administración del edificio.