En 1705, en plena Guerra de Sucesión Española, Carlos III, pretendiente al trono español y archiduque de Austria, fue reconocido como conde de Barcelona.
Carlos III aún mantuvo el título hasta su muerte tras el Tratado de Viena (1725).
Por ello se le reconoció oficialmente el derecho al uso del título, que mantuvo a todos los efectos legales hasta su muerte en 1993.
Desde entonces, fue su hijo Juan Carlos I quien pasó a ostentar el condado de Barcelona, reintegrando dicho título a la Corona al día siguiente del fallecimiento de su padre.
En la actualidad, el conde de Barcelona es el rey Felipe VI.