En 831, cuando Pipino decidió rebelarse contra el emperador Luis el Piadoso, Berenguer se lo desaconsejó, pero Pipino prefirió seguir los consejos de Bernardo de Septimania que le animaba a ello.
En 834, Pipino se reconcilió con el Emperador y derrotó a su hermano Lotario I en la defensa de Chalon-sur-Saône.
Bernardo, que había ayudado a Pipino, reclamó sus antiguos títulos como recompensa.
A Berenguer, que siempre fue fiel, tanto al Emperador como a Pipino, le fueron confiscadas todas sus tierras, excepto Tolosa.
Pero, durante el viaje Berenguer murió inesperadamente y los condados catalanes quedaron en manos de Bernardo.