También se condenaron las opiniones del abad Joaquín respecto a la Trinidad, la creación, Cristo Redentor y los Sacramentos.
Finalmente, el concilio revisó y fijó la legislación canónica referente a los impedimentos matrimoniales, e impuso a los fieles la obligación de la confesión anual y de la comunión en Pascua.
Un elevado número de cánones afectaban a la disciplina eclesiástica, siguiendo la más clásica tradición reformadora.
Dos importantes cánones tocaban específicamente a los laicos: el 21 (utriusque sexus) que imponía la obligatoriedad anual de la confesión y la comunión; y el 51 que rebajaba al cuarto grado de consanguinidad la prohibición de contraer matrimonio y prevenía contra su clandestinidad.
Federico II vio ratificados sus derechos al trono imperial en detrimento del derrotado Otón de Brunswick.
El texto original, según la Biblia de Jerusalén, dice:[4] Los mismos versículos, con el texto conocido como la coma joánica entre paréntesis, es citado así en las notas de esta misma versión: El consenso general es que la coma joánica es una añadidura apócrifa, introducida tardíamente en el texto de 1 Juan 5:7-8, por lo cual no puede ser atribuida al escritor de esa epístola, y por tanto no pertenece a la Biblia.