El catarismo fue una secta cristiana considerada herética que se desarrolló en la Europa Occidental de los siglos XII y XIII.[4] Consideraban que las almas habían sido arrastradas del cielo y transmigraban[5] después de la muerte a un nuevo cuerpo.Sin embargo, es un debate abierto dentro de la historiografía donde «el "catarismo" sigue siendo cuestionado por los heresiólogos de la actualidad (Biget y Fournié, Le "catharisme" en questions; Sennis, Cathars in Question).»[8] Ahondando en esta línea Biget afirma que: «El catarismo se define como un concepto que supera la realidad doctrinal de la herejía y que se extiende a todos los sucesos acaecidos en el Languedoc durante los siglos XI, XII y XIII.En 1208 el papa decretó una cruzada contra los cátaros de Occitania en la que participaron nobles y obispos franceses.[23] Los paulicianos, una secta que tendía a cristianizar el maniqueísmo, se hicieron poderosos en Armenia y Asia Menor.Adán y Eva fueron, según este relato, empujados por Satanás a mantener relaciones sexuales, lo cual consumó su hundimiento definitivo en la materia.[31] El poder secular también era visto como algo negativo, porque se sostenían sobre la coacción y provocaba guerras.[31] La familia era considerada una fuente de vínculos con lo mundano y la procreación traía nuevas almas a la materia, por lo que era un crimen contra el Espíritu.[35] Los que habían recibido el consolamentum y vivían de acuerdo a esta fe han sido llamados «perfectos».Si se le consideraba digno del sacramento, la persona debía prepararse los días previos mediante ayunos, vigilias y oración.[35] Para recibir el sacramento entraba en una sala donde se reunían los fieles decorada únicamente con cirios blancos, símbolo de las llamas del Espíritu Santo que descendieron sobre los apóstoles en Pentecostés.Renunció a su mujer para vivir en castidad y destruyó una imagen de Jesús en la iglesia del pueblo.Negaban que el bautismo sirviese para algo en niños, porque no tenían uso de razón.[44] En 1049 tuvo lugar un concilio en Reims, bajo la presidencia del papa León IX, donde se alertó de que nuevos herejes aparecían por toda Francia.En 1095 tuvo lugar otro concilio en Toulouse, presidido por el papa Víctor II, donde se amenazó con la excomunión a los que trataban con los herejes.Tras dos sesiones estos cátaros fueron calificados como «secuaces del Diablo» pero luego se les dejó regresar a sus casas.Los cistercienses le dijeron que si alguna autoridad de la Iglesia católica adoptase esa vida ellos la seguirían con gusto.Entonces el obispo Diego renunció a sus pertenencias y se unió al proyecto de Domingo.Luego lo hicieron en Servian, donde los cátaros Baudoin y Thierry debatieron con ellos durante ocho días, consiguiendo tan solo la admiración de los habitantes que ya eran católicos.En Verfuél discutieron con los cátaros Pons Jordan y Arnaut Arrufat, pero no se entendieron bien entre ellos, ya sea por el desconocimiento del latín o por la gran diferencia entre los dos discursos.En este lugar consiguieron que el valdense Durán de Huesca decidiera hacer penitencia con algunos amigos.[72][73] En 1207 Arnaud Amaury regresó a la región con doce abades y quince frailes para predicar en pobreza como indicaba Diego de Guzmán.Nimes se negó a reconocerle como vizconde y cedió sus derechos sobre esta villa al obispo.El papa Honorio III pidió también al rey francés que enviase contra los herejes un poderoso ejército.[111] El papa Honorio III instó a la organización de una conferencia con obispos católicos en Montpellier para que Raimundo VII justificase su posición.En cada parroquia debía crearse una comisión para perseguir la herejía compuesta de un sacerdote y por lo menos tres laicos.[127] Finalmente, se prohibía a los laicos poseer libros del Antiguo y el Nuevo Testamento.Otros cátaros emigraban al sur de los Pirineos, donde eran protegidos por el vizconde de Castelbó, o a Italia, donde las ciudades defendían su independencia con respecto al poder pontificio y del emperador Federico II, que combatía a su vez contra el papa.En 1328 la entrada de la gruta fue tapiada por orden del cardenal Jacques Fournier con 500 cátaros en su interior, que terminaron por fallecer.Tras regresar del pueblo español de San Mateo fue traicionado, apresado y murió en la hoguera en el Castillo Villerouge-Termenés en 1321.
Santo Domingo y los albigenses
, cuadro de
Pedro Berruguete
de entre 1491 y 1499 que se encuentra en el
Museo del Prado
de
Madrid
. Representa una leyenda que dice que se arrojaron dos libros a la hoguera, uno católico y otro cátaro, tras lo cual el católico se puso a flotar indemne mientras el cátaro fue consumido por las llamas.
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70
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Estela discoidal
situada en 1960 en el
Camp dels Cremats
('Campo de los Quemados'), recordando la pira en la que ardieron 200 cátaros defensores de
Montsegur
.