Así mismo, los trabajos personales realizados por el intelectual payanés Francisco José de Caldas.
[6] Es necesario reconocer que este proyecto resultó ser una empresa colosal y una de las más importantes en América Latina durante el siglo XIX.
Esto se demuestra con la descripción de los objetivos que el gobierno les impuso a los investigadores donde se les pide hacer "una obra acompañada de diseños describiendo la expedición geográfica en sus marchas y aventuras, las costumbres, las razas en que se divide la población, los monumentos antiguos y curiosidades naturales, y todas las circunstancias dignas de mencionarse".
Igualmente, debían caracterizar las plantas que encontraran y resaltar su utilidad comercial.
Así mismo, por las constantes contiendas políticas, guerras y la creación recurrente de nuevas provincias se hacía complicado mantener un solo mapa.
Aunque, en realidad, las dificultades a las que se enfrentaron los actores de la Comisión fueron muy grandes.
[2] Igualmente, la Comisión fue un producto colectivo en donde participó un gran grupo de personas donde no todos eran científicos.
[4] Por esta razón la Comisión Corográfica, como un espacio donde se representa la Nación, respondía a las necesidades de un proyecto nacional descentralizado.
Igualmente, se trató al territorio y a los habitantes como partes diversas, pero unificadas.
Primero, hay una constante representación emocionada del paisaje, mostrada por los relatos de Manuel Ancízar y por varias láminas sobre la naturaleza.
Precisamente, estos artefactos buscan despertar sentimientos de identidad con los territorios que representan.
[1] Otro aspecto presente en los trabajos de la Comisión es la idealización del pasado como nostalgia.
Es decir, como una pérdida o un componente negado de una identidad que fue cortada por el yugo español.
Por esta razón se crearon las láminas e investigaciones sobre espacios arqueológicos y asentamientos indígenas.
[15] En resumen, el interés de la Comisión estaba en "hacer vivir a las poblaciones medianeras y dejar morir a las poblaciones cuyos vicios morales y taras raciales las trasformaba en lastres para el organismo nacional".
[17] Así mismo, esta idea significaba construir un discurso de identidad en torno a la diferencia.
En otras palabras, la identidad nacional estaba en ser diferente a los tipos raciales que no eran apropiados para la nación.
[17] Del mismo modo, el discurso federalista que se defendía en el momento se relacionaba con esta idea de la diversidad de la nación porque como las unidades territoriales que componían la nación eran habitadas por razas tan diferentes debían tener sus propias formas institucionales para controlarla.
Este viaje se dirigió al noroeste, recorriendo las provincias de Mariquita, Medellín, Córdova, Antioquia y Cauca.
Además se investigó la posibilidad de hacer navegable el río Cauca.
Se siguió rumbo norte hacia las provincias de Santa Marta, Riohacha y Cartagena.