[7] Muchos indios se sumaban a sus huestes, azuzados por los abusivos tributos que debían pagar, arbitrariedad de la administración colonial y la feroz represión que se había vivido en la zona ante todo levantamiento (como había pasado en Cuzco y Charcas).
[8] Puede que hasta 15 000 o 20 000 se sumaran a las numerosas montoneras surgidas en las provincias de Huancavelica y Huamanga.
[1] Entre tanto, Ricafort los seguía con una división formada por soldados de Alto Perú, Cuzco y especialmente Arequipa.
[15] El 3 de diciembre ordenó al teniente coronel Valentín Ferraz marchar a Huanta, creyendo que allí se habían refugiado sus enemigos.
[13] Según Paz Soldán, Ricafort pronto lo siguió y entraron a la villa, donde fueron recibidos por entusiasmos por una población aterrada por las anteriores masacres perpetradas por el brigadier.
[23] Los independentistas se componía de 5000 combatientes según Barros Arana[1] y Mitre,[2] aunque Torrente los eleva a 8000 o 10 000.
[3] Los indios hacían gritos para darse ánimos, mientras Aldao pronunciaba un discurso acusando a los realistas de mercenarios y que en cambio ellos luchaban por sus valores cívicos.
[29] Se atrincheraron en un desfiladero[6] y edificios en la entrada del camino que seguían los monárquicos hacia el pueblo.
[32] Al parecer, los oficiales de las montoneras huyeron a la primera descarga y sus hombres rápidamente se dispersaron.
[32] Huancayo fue rodeado y saqueado por los vencedores[6] por tres días, sin mostrarse piedad con los civiles ni respeto por las iglesias.