Un cerro o colina es una eminencia del terreno que, en general, no supera los 100 metros desde la base hasta la cima.
Sin embargo, en algunos países de Sudamérica y Centroamérica se nombran como cerros algunos picos que superan los 3000 m de altitud o incluso tan alto como el cerro El Plomo (5424 m s. n. m.) Algunos nombres específicos o locales de cerros son: mota, colina, teso o tesa, loma, otero, montículo, alcor, collado,[1] cabezo, etc.
En el Reino Unido, muchas iglesias construidas sobre cerros se creen que fueron erigidas sobre antiguos lugares sagrados paganos.
[4] Las colinas proporcionan una gran ventaja a un ejército, proporcionándole una posición de vista y fuego elevada y obligando al ejército contrario a cargar cuesta arriba para atacar un fuerte u otra posición.
Esta actividad suele distinguirse del montañismo, ya que no implica el uso de cuerdas ni la escalada de rocas técnicamente difícil, aunque los términos montaña y colina suelen utilizarse indistintamente en Gran Bretaña.
El senderismo es popular en zonas montañosas como el Peak District inglés y las Tierras Altas de Escocia.
Los concursantes se sitúan en la cima y persiguen la rueda de queso hasta el fondo.
Sin embargo si las pendientes son muy pronunciadas, el agua puede escurrir rápidamente, arrastrando nutrientes y afectando la fertilidad del suelo.
En algunas áreas, esto puede ser beneficioso para ciertos cultivos que requieren condiciones particulares (por ejemplo, en zonas altas donde la temperatura es más fresca)[7].
De todas maneras con prácticas agrícolas adecuadas, como la siembra en terrazas, se puede mitigar la erosión y aprovechar mejor el terreno.
[6] Accesibilidad Las colinas dificultan el acceso a los campos para maquinaria agrícola y para el transporte de cosechas.