En la mitología griega, Cloto (en griego Κλωθώ Klōthō, de klōthein, «hilar») es una de las tres Moiras, hijas de Zeus y Temis que presidían el destino del hombre.
En ocasiones se la consideraba, al igual que sus hermanas, hija de Nix (la Noche), para indicar la oscuridad del destino humano.
Era adorada en muchos santuarios de Grecia, al igual que sus hermanas.
Cuando los dioses supieron lo que Tántalo había hecho, pusieron las partes restantes de Pélope en un caldero.
Cloto le devolvió la vida, con la excepción de su hombro, que había sido devorado, el cual fue reemplazado por un trozo de marfil.