El charanguista boliviano Ariel Villazón propone que el charango se originó como resultado de una variante directa del timple de las islas Canarias; es decir que el charango es un timple canario modificado.
Las similitudes con la vihuela y la mandolina no parecen ser tan contundentes como las que tiene con el timple canario.
Posiblemente los emigrantes canarios solían interpretar en sus comparsas (charangas) acompañados de timples.
También sugiere que la evolución desde el timple al charango se dio cuando los materiales para encordar cambiaron de fibras animales a nailon y otros.
Es así como en las portadas de varias iglesias coloniales, aparecen figuras o imágenes del charango.
Mauro Núñez también se dedicó a la fabricación de charangos bolivianos.
Posteriormente se fueron creando estilos propios en la música andina hasta hoy, que llevaron al charango a las salas de concierto.
El charango ha sido uno de los instrumentos más estudiados en el Perú por renombrados estudiosos, artistas e investigadores como Ricardo Palma (1833-1919), José María Arguedas (1911-1969), Félix Paniagua,Roznel Ríos (Teo Ríos Hijo Del Sol), Fred Arredondo, Adriel Osorio y Thomas Turino, le han prestado su atención.
Por lo general el charango tiene cinco órdenes dobles, es decir, cinco pares de cuerdas, aunque en Perú, en la zona de Ayacucho, se estila cuatro órdenes simples: dos a cada extremo, y uno doble, "octaveado", en medio.
Tabla que muestra la afinación natural mi, la, mi, do, sol de los primeros doce trastes: Tabla que muestra la misma afinación natural (E, A, E, C, G), pero en la notación inglesa Su cuerda vibrante usualmente es de 37 cm.