Se erigió en el mismo solar en el que antiguamente se hallaban una rotonda románica y una basílica dedicadas, asimismo, a San Vito, de las que todavía quedan restos.
Más tarde la construcción sería dirigida por los hijos de Peter Parler, Jan y Václay.
Estos nuevos arquitectos imprimieron a la catedral un estilo inspirado en el gótico alemán pero dándole, asimismo, su impronta personal, puesta de manifiesto en el coro, la capilla de San Segismundo y la sacristía que fueron terminadas por ellos.
En 1485 la corte volvió al castillo de Praga y se empezó a restaurar la Catedral.
Gaspar Bechteler talló los relieves de madera que commemoran la defenestración y sus consecuencias.
Josef Kranner dirigió el trabajo de 1861 a 1866 que consistió principalmente en reparaciones, eliminando decoraciones barrocas consideradas innecesarias y restaurando el interior.
empezó los trabajos restaurando el presbiterio del que eliminó gran parte de los añadidos barrocos.
Diseñó la fachada occidental en un típico estilo gótico clásico con dos torres, y el mismo diseño fue adoptado, después de su muerte, por el tercer y último arquitecto de restauración, Kamil Hilbert.
A pesar de que toda la mitad occidental de la catedral es una adición neogótica, gran parte del diseño y los elementos desarrollados por Peter Parler se utilizaron en la restauración, lo que le da a la catedral en su conjunto un aspecto armonioso y unificado.
[cita requerida] Durante cinco siglos, la fachada Sur fue la entrada principal de la catedral.
En ella destaca la Puerta Dorada que debe su nombre al fondo rojo y dorado de los mosaicos venecianos, obra de Niccoletto Semitecolo, y en la que se representa el Juicio Final, obra excepcional en la Europa Occidental.
A ambos lados de Jesucristo se hallan representadas las ánimas salvadas y las condenadas.
En ellas se puede reconocer al rey Carlos IV y a su última esposa Isabel de Pomerania.
Construido por J. Kranner entre 1868 y 1873, es de estilo neogótico, pero conserva detalles renacentistas del siglo XVII.
En la capilla que hay frente a la tumba, destaca el altar con cuatro bustos de plata, los patrones checos, realizados en 1699 por Rinaldo Ranzoni.
Al Panteón Real se accede por la Capilla de la Santa Cruz.
Los sarcófagos fueron restaurados en 1935 por Kamil Roskot, siguiendo la impronta del arte contemporáneo checo.
Se pueden apreciar los escudos y las armas de los Estados sometidos por Ladislao Jagellon.
La corona fue dada como ofrenda a San Wenceslao (de aquí su nombre).
Este rey se sometió a Enrique I que le regaló un brazo de San Vito.
Carlos IV gran coleccionista de reliquias religiosas, amplió el tesoro.
Anualmente el tesoro se exponía en la Plaza Carlos de Praga a la que acudían numerosos peregrinos.