Se inició en 1272 y las obras duraron hasta finales de 1340.
Como quiera que para continuarlas habría sido necesario demoler una parte de las murallas romanas, los cónsules de la villa se opusieron originándose un pleito entre el capítulo y los cónsules.
A principios del siglo XVIII un arzobispo quiso continuar las obras dando origen, con ello, a un curioso edificio que se encuentra en el lado oeste.
A mediados del siglo XIX Viollet-le-Duc quiso ponerle la fachada, pero no lo consiguió.
En la misma iglesia hay tapices de Gobelinos y Aubusson, la estatua de Nuestra Señora del Pont y un grupo policromado: La Missa a la Tomba, del siglo XVI.