La forma del edificio, conocido como «la herradura», lo hacía especialmente apropiado para convertirlo en campo de internamiento: se instalaron torres de vigilancia en los cuatro ángulos del edificio, se rodeó de alambre de púas y se cubrió el patio con clínker, un componente del cemento Portland.
[2] Durante esta redada, la policía francesa, que colaboraba con la Feldgendarmerie alemana, detiene a todos los hombres judíos franceses y extranjeros de entre 18 y 50 años.
El campo es primero un lugar de internamiento en condiciones deliberadamente duras: la pobre alimentación hace aparecer rápidamente la disentería, una parte de los gendarmes franceses maltratan a los internos y se multiplican las sanciones arbitrarias y las humillaciones.
[2] Las parejas sin hijos y los solteros fueron enviados a Drancy.
En el periodo de mayor actividad, del campo partían dos o tres convoyes por semana.
De los 76 000 hombres, mujeres y niños judíos deportados desde Francia, 67 000 lo fueron desde Drancy.
En realidad, según indica una nota del inspector general de Salud en mayo de 1942, el campo estaba «bajo la autoridad directa de los alemanes, que deciden los internamientos y las liberaciones, y regulan con instrucciones precisas su régimen interior».
Sobre el tercer director, Alois Brunner, un interno dijo: «Brunner estaba encargado de la represión contra los judíos de Francia, y había adquirido cierta notoriedad por sus métodos maquiavélicos y brutales en Europa Central».
El campo de Drancy comprendía varios anexos repartidos por París: El campo fue utilizado durante la posguerra para encarcelar a personas acusadas de colaborar con los nazis.
Después, los edificios se convirtieron en viviendas de bajo precio, recuperando la utilidad para la que habían sido construidos en un principio.
El tribunal los dejó en libertad antes del proceso, y tres de ellos huyeron.
En 1989 se creó la asociación del Conservatoire historique du camp de Drancy.