Sacha Guitry

Actuó en casi la totalidad de sus treinta y tres películas, entre las que destacan Le Roman d'un tricheur, Désiré, Mon père avait raison, Quadrille, Ils étaient neuf célibataires, La Poison, Si Versailles m'était conté y Assassins et voleurs.

Escribía sus propias obras (a menudo, en menos de tres días), las dirigía e interpretaba.

En 1907, sin embargo, obtuvo un sonoro fracaso con su obra La Clef, lo que desanimó grandemente a Sacha Guitry.

Utilizó sus influencias para conseguir la liberación de personalidades perseguidas por los nazis (como fue el caso del escritor Tristan Bernard y su esposa).

Guitry estuvo encarcelado durante 60 días sin que llegara a inculpársele de ningún delito concreto.

El juez de instrucción preguntó en anuncios publicados en los periódicos, por dos veces, qué acusaciones recaían sobre Guitry, sin obtener ninguna respuesta convincente.

Las obras siguientes de Guitry se caracterizan por su tono más melancólico (Le comédien, Deburau, Le Trésor de Cantenac), en ocasiones cáustico (Je l'ai été trois fois, La Poison, La Vie d'un honnête homme), aunque no perdería su predilección por la comedia (Toâ, Aux deux colombes, Tu m'as sauvé la vie).

Guitry no pudo rodar su último guion, La Vie à deux, y fue Clément Duhour quien lo llevó a la gran pantalla.

Sacha Guitry fue enterrado en el cementerio de Montmartre (París), junto a su padre Lucien, su hermano Jean (muerto en 1920) y su última esposa, Lana Marconi, fallecida en 1990.

En primer lugar, tenía una alta consideración por su padre, Lucien Guitry, al que consideraba (con Sarah Bernhardt) el mejor actor del mundo y para el que realizó una biografía (Le comédien) y una adaptación teatral (Mon père avait raison).

A Michel Simon le confió el papel protagonista de La Poison y La Vie d'un honnête homme.

Simon también participó en la última película de Guitry Les trois font la paire, pese a que su papel no le gustaba.

También supo descubrir nuevos talentos y encomendó papeles a los jóvenes Louis de Funès, Darry Cowl, Michel Serrault, Jacqueline Delubac o Raimu, que alcanzaron todos gran éxito gracias a las películas de Guitry.

Otros actores a los que apreció fueron Erich Von Stroheim, Orson Welles, Jean Cocteau, Jean Gabin, Gérard Philipe, Jean Marais, Danielle Darrieux, Michèle Morgan, Pierre Larquey, Jean-Louis Barrault, Arletty, Édith Piaf, Ermete Zacconi, Marguerite Moreno, Robert Lamoureux, Yves Montand, Jean-Pierre Aumont, Luis Mariano, Jacques Varennes, Suzanne Dantès, Saturnin Fabre y Brigitte Bardot.

Retrato de Sacha Guitry en su despacho de la avenida Elisée-Reclus en 1942, por Léon Gard (colección de André Bernard ).