Marcharon desde Irún a Bayona, donde Mariano formó parte como cantante, junto con otros músicos aficionados vascos, también exiliados, de una pequeña orquesta que tocaba en los restaurantes.
En 1937-1939 formó parte del grupo vocal Eresoinka, con el que actuó en varias ciudades europeas.
Allí viajaron ambos con una recomendación para el tenor y profesor de canto Michel Fontécha.
Posteriormente se entrevistó con el compositor Francis Lopez, de origen vasco, con quien más tarde tendría una amplia colaboración.
En esa época llegó a compartir cartel con Édith Piaf e Yves Montand en el Teatro Nacional de Chaillot.
A finales de los sesenta Luis Mariano se sentía cansado y enfermo.
Sus restos descansan en el cementerio de Arcangues, en el País Vasco francés, donde Luis Mariano tenía una casa.