Cofradía de Belchite

Otros cofrades prefirieron prestar servicios temporales a esta milicia de Cristo, y también se les exoneraba, en reciprocidad proporcional, de algunas obligaciones religiosas.

Por ejemplo, en caso de servir un mes a la Militia Christi se les remitía la prescripción de la abstinencia y ayuno del viernes durante todo un año.

También se concedían indulgencias menores a quien donara equipamiento u otros recursos económicos a la Milicia, e incluso a quienes promovieran las donaciones pregonando la existencia de la Hermandad militar y pidiendo limosnas para ella.

El fin último de la Cofradía de Belchite era la cruzada global, pues las indulgencias servían, según sus estatutos, para arrancar de manos del infiel «el Sepulcro del Señor, Mallorca y Zaragoza y otras tierras, e igualmente, con la protección divina, se abrirá por aquí el camino a Jerusalén, y la iglesia de Dios que todavía yace en cautividad, será liberada».

[3]​ En 1124 Alfonso I el Batallador fundaría otra Militia Christi con los mismos fines, la Orden militar de Monreal.