Los hechos se desencadenaron cuando un tren militar, con efectivos leales al gobierno de Perón, avanzaba desde Neuquén; las bombas de la Marina tenían por objetivo destruir el puente ferroviario sobre el río para cortarles el paso.
Durante el Gobierno de Perón se desarrolló con una fuerte oposición antiperonista que poco a poco fue derivando en actos de sabotaje contra el gobierno y luego algunos atentados terroristas.
Ese mismo año se realizaron las elecciones presidenciales en las que Perón volvió a ganar, ampliando su apoyo hasta alcanzar un 62,49%.
En 1951, el empresario había aportado recursos para apoyar la asonada fallida del general Benjamín Menéndez.
Lamuraglia se reunía frecuentemente con referentes del Partido Colorado de Uruguay.
[6] Si bien exploraron la posibilidad de convocar a los generales Gibert, Aramburu y Anaya, las reuniones no tuvieron ningún resultado concreto.
[10] La población en masa abandonó sus hogares y se lanzó a las calles, desorientada, con niños en brazos, con enfermos que sacaban de sus lechos.
En la oportunidad, dos escuadrillas de seis North American cayeron en picada ocasionando nuevos destrozos en la columna del Ejército.