[1] En ella se dispuso que las armas combinadas las llevarían con iguales derechos, de modo que pertenecerían conjuntamente tanto al rey como a la reina y no dispondrían de armas personales diferenciadas, lo cual es un caso extraordinario en España y, con casi total seguridad, en Europa.
Otras consisten en un cuartelado de Castilla, Sicilia (sólo con el águila imperial), Aragón y León.
Junto a esto hay que tener en cuenta que la divisa del yugo con el nudo gordiano cortado y el mote «tanto monta» pertenece a Fernando, precisamente porque en el yugo está oculto un homenaje a su consorte: la inicial «Y» era la letra con que se escribía usualmente el nombre de Isabel.
Finalmente, la disposición que adopta el emblema de Navarra parece recordar a su padre Juan II.
Bajo el escudo y a ambos costados, se representarían las divisas de Fernando (el yugo con el nudo gordiano cortado) e Isabel (las flechas).
Fernando había usado antes como divisa otro emblema parlante cuya inicial era la «Y»: el yunque.
Esta empresa o figura heráldica se acompañaba del lema «como yunque sufro y callo, por el tiempo en que me hallo», y con esta divisa había participado en justas y torneos tocado con una cimera de «ayunque» ('yunque') o «bigornia» ('yunque con dos puntas opuestas', del latín bicornia 'con dos cuernos') sobre el yelmo.
Más adelante creyó conveniente cambiar su divisa y pidió consejo, según parece, al humanista Antonio de Nebrija, quien se lo proporcionó proponiéndole un emblema alusivo al yugo atado con el nudo gordiano, de raigambre clásica, y que aludía a la importancia que tenía resolver las cuestiones políticas sin reparar en los medios que se utilizaban para hacerlo, tal cual lo hizo Alejandro Magno cuando cortó el nudo en Gordio en lugar de desatarlo, según la invención de Quinto Curcio introducida en la biografía del héroe macedonio, exclamando que tanto montaba (daba igual) cortarlo como desatarlo.
[16] Cuando en 1492 es conquistada Granada, los monarcas decidieron incluir el nuevo reino entre sus títulos, tras Sicilia y antes que Toledo, e incorporaron el emblema parlante de una granada alusiva a la nueva expansión territorial al entado del escudo.
[13] Sobre este aspecto algunos autores[17] consideran que el uso de la granada va mucho más que una simple alusión territorial, y probablemente quisiesen representar lo agridulce o extremo que resulta gobernar un reino, recordando el mote de Enrique IV Agro dulce, y su divisa de las granadas.
De esta manera fue tempranamente representado junto al yugo y las flechas, conformando la idea de que quienes no se sometiesen por las buenas, bajo el yugo, deberían hacerlo por las malas, las fechas, pudiendo mostrar misericordia o rigor, siendo el final agrio o dulce.