Esta disposición fue fundamental para la unión dinástica de la Castilla y la Aragón.
La noticia llegó enseguida a Segovia, donde residía su media hermana Isabel, pero su marido entonces estaba ausente en Aragón.
[5] por lo que Fernando podía disponer del reino castellano a su voluntad.
Además, no supuso un acuerdo entre marido y mujer sino un acuerdo entre dos bandos políticos rivales,[7] de este modo estaba redactada para garantizar a los nobles castellanos que no iba a haber injerencia por los aragoneses en el gobierno del reino castellano.
[10] La Concordia también significó el establecimiento de una cohesión política entre Fernando e Isabel, para neutralizar cualquier intriga política que ahondara en desavenencias que pudieran haber surgido entre los monarcas.
[14] Aunque puede deducirse que tal documento fue un reconocimiento sin límite de tiempo y no una procuración.