Entonces el joven caballero comandó las naves sicilianas contra los partidarios del noble francés, combatiendo con ferocidad y llegando a atacar lugares de la Iglesia.
El almirante tomó parte en las operaciones militares entre el rey Jaime II, que pretendía la conquista del Reino de Murcia (conquistado medio siglo antes por la Corona castellana), y Fernando IV de Castilla, entre 1296 y 1304.
En abril realizó viajes diplomáticos a diversas ciudades para mantener la paz con gobernantes del Mediterráneo: Marsella, Génova, Nápoles, Palermo y Túnez.
En 1309, la campaña militar contra Almería comandada por el Almirante acabó en un fracaso.
La guerra, con una tregua por medio, tuvo hitos victoriosos para él, como en Castellmar, Djerba y Kerkennah.
La aristocracia se dividió entre los partidarios de Leonor y los seguidores del infante Pedro.
Al no tener descendencia legítima, sus posesiones pasaron tras su muerte a manos del infante Pedro.