Una batería de un vehículo puede recibir electricidad de la red o puede aportar electricidad a la red.Tanto la recepción como el aporte pueden ser gestionados por un software que optimiza este proceso, dependiendo de toda una serie de parámetros, entre los que destaca sobre todo el horario de uso del vehículo y la distancia a recorrer.Es un handicap que muchos automovilistas estarán dispuestos a soportar si ello les supone beneficios monetarios, ya que se podrá adquirir energía cuando es más barata (por la noche) y se podrá vender cuando es más cara (durante el día).Para 2022 la fabricación de baterías para vehículos eléctricos a nivel mundial estaba concentrada en Asia, específicamente en tres países: China con el 56 % del mercado, Corea del Sur con el 26 % y Japón con el 10 % de dicho mercado.[2][3] La siguiente tabla muestra las 5 mayores empresas fabricantes a nivel mundial.