La retaguardia, formada por el batallón Rifles, integrado por voluntarios británicos bajo el mando del coronel Arthur Sandes, fue alcanzada por las fuerzas realistas.
En el enfrentamiento, los Rifles perdieron un tercio de su fuerza, incluyendo a su segundo al mando, el mayor Thomas Duchbury, quien murió en combate.
Según García Camba, “la violencia del primer choque fue tan imponente que, de haber durado el día, las armas españolas habrían conseguido la más completa victoria, especialmente por el ímpetu del Cantabria, que arrolló y dispersó al famoso batallón Rifles de Colombia”.
[9] A pesar de este “serio descalabro”, como lo describe Miller, la retaguardia logró reunirse con el resto del Ejército Unido.
Según el general Jacinto Lara, “a las nueve de la noche se me presentó el general Sucre con la mayor tristeza, creyendo perdida la división, todo el parque y la caballería del ejército; cuando le informé de lo sucedido”.
La dificultad del terreno impidió al virrey del Perú, José de la Serna, aprovechar el éxito inicial de Jerónimo Valdés, según ilustra Andrés García Camba al señalar que los realistas “no tenían alas como los cóndores”.