Tras la sublevación de la guarnición del Callao, en febrero de 1824, el puerto y sus fortificaciones habían vuelto a manos del bando realista, cuyas unidades navales armadas apresuradamente por el gobernador del Callao, José Ramón Rodil, se encontraban en una clara inferioridad material frente a los buques peruanos y colombianos que bloqueaban el puerto.
El combate se centró de esta manera entre el navío español Asia contra la fragata Protector y el bergantín Chimborazo.
Este último recibió tres impactos en su débil casco y se vio obligado a retirarse del combate llevando un herido.
[5] La división naval española rompe el bloqueo naval del Callao y confirma su superioridad de fuego, pero no consiguen hundir o capturar la fragata patriota Protector que consigue huir del escenario de la batalla.
En opinión del marino francés Gabriel-Pierre Lafond, presente los últimos años de la contienda, y desconocedor que la resistencia del Callao por una cláusula secreta del tratado se había dejado fuera de la capitulación de Ayacucho, ha considerado que los buques españoles debían permanecer en el puerto Callao, apoyando la guarnición sitiada.