También se llevó a cabo la batalla del fuerte Eben-Emael, la primera operación aérea estratégica que involucró paracaidistas.
También creían que serían obligados a entrar en guerra como resultado del pacto franco-soviético firmado en mayo de 1935.
Los británicos entraron en la Primera Guerra Mundial en respuesta a la violación, por parte del Imperio alemán, de la neutralidad belga.
La que parecía ser la estrategia defensiva más sólida era la elección de una línea aliada establecida para reforzar a los belgas en el este del país, en la línea Mosa-Canal Alberto, manteniendo al estuario del Escalda y uniendo las defensas francesas en el sur con las fuerzas belgas que protegían Gante y Amberes.
Por otra parte, no consideraban inevitable una invasión alemana y estaban seguros de que podrían resistir un ataque gracias a nuevas fortificaciones como el fuerte Eben-Emael.
[26] En este sentido, tanto belgas como franceses siguieron confundidos respecto a lo que esperaban del otro si las hostilidades comenzaban o cuando lo hicieran.
De hecho, las divisiones belgas que defendían la frontera debían retirarse hacia el sur para unirse con las fuerzas francesas.
La inteligencia belga y el agregado militar en Colonia sugirieron correctamente que los alemanes no iniciarían la invasión con este plan.
Más al sur, en Francia, el Segundo Ejército se encargaba de proteger la frontera franco-belga entre Sedán y Montmédy.
[54] De las tres divisiones Panzer, la 3.ª y 4.ª estaban destinadas a operar en Bélgica bajo el mando del XVI Cuerpo.
[60] Por la tarde del 9 de mayo, el agregado militar belga en Berlín dio a entender que los alemanes se preparaban para atacar al día siguiente.
Pese a la avasalladora superioridad numérica de 1375 aviones (957 utilizables), la campaña aérea en Bélgica tuvo un éxito limitado durante su primer día.
Por otra parte, los dos Bristol Blenheim que el 18.º Escuadrón de la RAF envió al frente belga sucumbieron ante los Bf 109.
Al final del 10 de mayo, las cifras oficiales alemanas indicaban 30 aviones belgas destruidos en tierra y 14 (más dos bombarderos británicos) en el aire frente a diez pérdidas propias.
Más al sur, los Chasseurs Ardennais se retiraron detrás del Mosa y destruyeron algunos puentes a su paso.
A la mañana siguiente, la 2.ª División Panzer llegó al área, cuando gran parte de la operación ya se había realizado.
La 10.ª División de Infantería belga hizo lo propio, ocupó la posición y, confundiendo a los británicos con paracaidistas alemanes, los atacaron.
[80] Ante la amenaza que representaba para su cabeza de puente en Moerdijk, la Luftwaffe consideró una prioridad atacar la vanguardia del Séptimo Ejército en los Países Bajos.
Por su parte, las Divisiones Blindadas 1.ª y 2.ª debían trasladarse a la retaguardia del Primer Ejército para defender sus líneas principales.
No obstante, con su poder de combate, la 2.ª División francesa logró derrotar a los alemanes que protegían las bolsas y liberaron las unidades atrapadas.
Por lo anterior, Hoepner tuvo una oportunidad de realizar un ataque contra las divisiones ligeras francesas y conseguir un avance en ese sector.
Las columnas francesas sufrieron múltiples pérdidas como resultado de los ataques del Cuerpo Panzer y también les originó serios problemas en su artillería.
[106][107] Sin embargo, los belgas no querían abandonar Bruselas y Lovaina, especialmente dado que la línea Dyle había resistido el embate alemán.
Gort descubrió que los franceses no tenían un plan, reservas o esperanzas de detener el avance alemán.
Dado que su posición estaba plenamente comprometida, la BEF consideró abandonar Bélgica y retirarse a Ostende, Brujas o Dunkerque.
Los británicos decidieron que, aunque se llevaran a cabo exitosamente «ciertas ofensivas», algunas unidades todavía podrían necesitar evacuación.
[120] Estas formaciones eran quienes, en gran medida, sostenían el frente oriental, puesto que la BEF y las fuerzas francesas se retiraban al oeste para proteger Dunkerque, vulnerable a un asalto alemán.
Solo era posible solicitar apoyo aéreo vía radio y, dado que la RAF operaba desde bases aéreas en el sur de Inglaterra, la comunicación era complicada.
El 24 de mayo, cuando le comunicaron sus intenciones al rey Leopoldo y a van Overstraten, este último se mostró anonadado.
[135] Bajo estas circunstancias, el rey Leopoldo consideró fútil cualquier resistencia y en la tarde del 27 de mayo solicitó un armisticio.