El puente de Kanne resultó destruido por los belgas y en su lugar se construyó uno nuevo.
Algunas de estas posiciones estaban pobremente defendidas y su finalidad era más bien ralentizar el avance enemigo que detenerlo.
[4] Las defensas belgas consistían en unas débiles posiciones a lo largo del canal Alberto y después en una línea defensiva principal que seguía el curso del río Dyle, la cual protegía el puerto de Amberes y la capital belga, Bruselas.
[6] El Alto Mando alemán conocía el plan defensivo belga, que pedía a sus tropas retrasar brevemente el avance enemigo a lo largo del canal Alberto y después retirarse para enlazar con las fuerzas británicas y francesas en las principales posiciones defensivas en el río Dyle.
Asimismo, sobre el fuerte se habían dispuesto quince reflectores y cañones antitanque de 60 mm.
La intención del Alto Mando de la Wehrmacht era usar las dos divisiones aerotransportadas para crear un corredor a través del que podría avanzar el XVIII Ejército hacia el interior de los Países Bajos sin encontrarse con puentes destruidos.
[11] Para desplegar a las fuerzas paracaidistas se usarían cuatrocientos aviones de transporte Junkers Ju 52.
Adolf Hitler, que se interesó personalmente por la formación de esta fuerza de asalto, había ordenado emplear planeadores porque su piloto personal, Hanna Reitsch, le había contado que los planeadores eran muy silenciosos.
[13] La fuerza de asalto recibió cincuenta planeadores DFS 230 y comenzaron los entrenamientos.
El grupo «Granito», bajo mando del teniente Rudolf Witzig y compuesto por ochenta y cinco hombres a bordo de once planeadores con la misión de asaltar y tomar el fuerte Eben-Emael; el grupo «Acero», dirigido por el teniente Gustav Altmann, con noventa y dos hombres en nueve planeadores, tomaría el puente de Veldwezelt; el grupo «Hormigón», formado por los noventa y seis hombres al mando del teniente Gerhard Schacht en once planeadores estaba destinado al puente de Vroenhoven, y el grupo «Hierro» del teniente Martin Schächter, con noventa hombres a bordo de nueve planeadores que debía hacerse con el puente de Kanne.
Sin embargo, los alemanes preveían que toda la operación les llevaría unos sesenta minutos, tras los cuales, el superior número de fuerzas belgas presentes en la defensa del fuerte y los puentes, así como los refuerzos que se les enviaran, podrían significar el fracaso de la misma.
Cuarenta minutos después, tres aeronaves Junkers Ju-52 sobrevolarían cada posición para permitir el salto de otros veinticuatro soldados paracaidistas como refuerzo, así como ametralladoras y abundante munición.
[17] Ambos planeadores transportaban tropas asignadas al grupo Granito y su destino era el fuerte Eben-Emael, lo que dejó bastante mermada a esta fuerza de asalto.
El planeador del teniente Altmann había tomado tierra algo alejado del puente y otro lo había hecho justo delante de un fortín belga, lo que condujo a un inmediato intercambio de fuego entre ambos bandos.
El suboficial al cargo de estas tropas lanzó granadas dentro del fortín mientras uno de sus hombres colocaba cargas explosivas en la puerta y las hacía explotar, lo que permitió penetrar en este y tomarlo sin mayores problemas.
[9] Aunque ya habían evitado la destrucción de la vital infraestructura, ahora debían hacer frente a la guarnición belga.
Varios bombarderos en picado Junkers Ju 87 Stuka respondieron a la llamada y destruyeron estos cañones.
Durante los combates la fuerza alemana sufrió ocho muertos y treinta heridos.
Mientras planeaban para tomar tierra, las aeronaves alemanas sufrieron un intenso bombardeo con artillería antiaérea que provocó pérdida de sustentación en el aire a estos aparatos sin motor y unos aterrizajes bruscos en los que resultaron heridos tres soldados.
[18] El resto de tropas belgas se defendieron del ataque sorpresa alemán con fiereza y montaron varios contraataques para intentar recuperar el puente, aunque fueron repelidos por las ametralladoras alemanas que se lanzaron con paracaídas a las 06:15.
Los constantes ataques belgas impidieron al grupo Hormigón retirarse del puente hasta que fueron relevados por un batallón de infantería a las 21:40.
Mientras los planeadores comenzaban a descender, el puente que debían tomar fue destruido por su guarnición belga, que estaba sobre aviso del ataque alemán porque la columna mecanizada del ejército alemán que se dirigía hacia allí para apoyar a los paracaidistas había llegado al lugar con veinte minutos de antelación sobre el horario previsto.
Su aparición arruinó el factor sorpresa y dio a los defensores suficiente tiempo para volar la infraestructura.
Los ocho aparatos restantes tomaron tierra, tras lo que las tropas aerotransportadas asaltaron los fortines belgas y acabaron con sus defensores.
Para las 05:50 las fuerzas aerotransportadas habían asegurado la zona y la cercana villa de Kanne, pero en ese momento los belgas lanzaron un fuerte contraataque que solo pudo ser repelido por el apoyo aéreo de bombarderos Stuka.
[18][20] Los defensores intentaron otros contraataques durante la noche, por lo que los Fallschirmjäger no pudieron ser relevados hasta la mañana del día 11.
Aquí los alemanes hicieron explotar sus explosivos y se marcharon creyendo haber destruido las armas belgas, pero no había sido así porque poco después uno de los cañones comenzó a girar en dirección a las atacantes, que debieron regresar por segunda vez y destruirlo de manera definitiva.
[24] Mientras se atacaban estos objetivos secundarios, aterrizó sobre el fuerte un único planeador del que descendió el teniente Rudolf Witzig.
El grupo Granito que neutralizó el fuerte contabilizó seis muertos y diecinueve heridos.