Bartolomé González y Serrano (Valladolid, 1564 - Madrid, 1627), fue un pintor barroco español, especializado en la pintura de retratos, en los que se muestra como un continuador del tipo de retrato cortesano renacentista practicado por Alonso Sánchez Coello y, especialmente, por Juan Pantoja de la Cruz.
Desde 1617 ostentó el cargo de pintor del rey Felipe III,[1] ocupando la plaza dejada vacante por Fabricio Castello, a la que aspiraban también un hijo de este, Félix Castelo, y Juan de Roelas.
Su obra conservada está casi exclusivamente dedicada a la producción de retratos de la familia real con destino a diversas cortes europeas y a recomponer, bajo la dirección de Pantoja de la Cruz, la incendiada en 1604 galería de retratos del Palacio del Pardo.
Repetitivos y de ejecución un tanto seca, González se aplicó en describir minuciosamente bordados, joyas y demás piezas de adorno, pero los rostros, tratados con técnica de claroscuro, resultan rígidos e inexpresivos.
También realizó algunas obras religiosas como el San Juan Bautista firmado en 1621 del Museo de Bellas Artes de Budapest, o El descanso en la huida a Egipto (1627, Museo del Prado), en los que se advierte mayor proximidad al tenebrismo caravaggista que a los modelos manieristas de sus retratos.