Autor

Y, siendo una función del discurso, «permite reagrupar un determinado número de textos, delimitarlos, excluir algunos, oponerlos a otros».Albert Lord advierte la conciencia anacrónica que se puede tener sobre un autor de la Antigüedad clásica, sobre todo, si se hace énfasis en que la poesía en esa época era principalmente transmitida mediante la oralidad.[6]​ Platón hace consideraciones sobre el poeta en los diálogos Ion, Fedro y Lysis.Como la poesía era la expresión de las musas o lo divino, el poeta estaba fuera de sí, y no utilizaba su razón, ni siquiera tenía acceso al conocimiento verdadero (episteme), sino que apenas podía poseer una opinión verdadera (eudaxia).[9]​ Aristóteles, en su Poética, consideraba que una obra era artística, en tanto realizaba una mímesis de la realidad.Esto quiere decir que lo artístico, se diferenciaba de lo natural y lo artificial.Lo natural tenía en su esencia las cuatro causas (eficiente, final, materia y formal) de su “actuar” o devenir.Y lo artístico, en la medida de que era mimético, solo aparentaba ser, pero no eran ; obviamente, gracias a la intervención humana.[10]​ Gérard Genette habla de las obras líricas no miméticas, en las que el autor se expresaba a sí mismo.Para serlo debieron demostrar gran elocuencia, y, por lo tanto, fueron leídos como herederos de una tradición.Mark Rose incluso sitúa a la propiedad como característica principal del autor moderno.[17]​ Los escritores literarios, por su parte, debían configurar sus obras según el gusto de la aristocracia: el humanismo neoclásico; ya que esta buscaba separar sus gustos del resto de las personas.Es decir, el objeto de la literatura, del circuito literario debe especializarse.De tal forma que los escritores fueron asumidos como creadores independientes y genios autónomos.El público común, por lo tanto, no podrá tener acceso directo a la obra, y necesitará la mediación del crítico.El artista siempre aceptará, rechazará o diferirá de tal representación, pero nuca podrá ignorarla.De tal manera, el artista, durante la composición de una obra, debe dialogar, por un lado, con una lógica interna a la obra y al campo intelectual, y, por el otro, debe responder (aceptando, rechazando o modificando) las exigencias, externas, sociales.[24]​ Los autores han analizado la recepción que se ha tenido de otros autores (contemporáneos o anteriores a ellos), y con base en eso construyen su "originalidad", es decir lo que los hace distintos y novedosos.El autor, como personaje moderno, es el elemento que domina al sistema literario, pues toda explicación de la literatura se busca en su figura, en sus vicios, su historia, etc. Para Barthes, la noción de escritura en la literatura no puede ser concebida ya como una función en la que el lenguaje constata “algo”, en la literatura nos enfrentamos a un enunciado performativo.La validez teórica en una proposición, dentro del psicoanálisis, por ejemplo, se define siempre en relación con las constataciones de Freud.