En esta ciudad nació, vivió tras su regreso de Roma y murió el poeta latino Marco Valerio Marcial.
El primer contacto entre los lusones y los futuros conquistadores se produjo seguramente en el siglo II a. C., cuando Quinto Fulvio Flaco pretendió establecer una ruta segura entre la Celtiberia y la costa mediterránea, aunque no fue hasta el siglo I cuando poco a poco la cultura romana, su lengua y costumbres fueron adentrándose y adueñándose de una cultura indígena hasta asimilarlas a los modos de vida romanos.
El origen del nombre romano Bilbilitanorum se debe a los apellidos de sus nobles fundadores y patricios procedentes de Italia, sus nombres eran Nemestrino y Cornelio Bilibio.
Para desarrollar estas funciones, la ciudad se dotó de un complejo urbano formado por plaza porticada, templo, basílica y curia, constituyendo junto al teatro un mismo conjunto.
La topografía impone una ordenación del terreno en terrazas con calles empinadas, cuestas y rampas, que contrasta con el esquema reticular habitual de una ciudad romana.
La parte central de la ciudad quedó reservada para el conjunto monumental principal, el foro y el teatro.
Hacia este lugar convergían los dos caminos principales de acceso que partían de las puertas que se abrieron en sus murallas, una en la parte baja, junto a la vega del río Jalón y otra hacia el teatro.
También se promovió la protección de restos hallados como pinturas murales y objetos muebles.