La estatua fue descubierta por Gavin Hamilton en la propiedad del príncipe Borghese en Gabios, cerca de Roma,[1] e inmediatamente se incorporó a sus colecciones.
[4] En efecto, la joven viste un quitón corto con amplias mangas, típico de la diosa cazadora.
Artemisa hace el gesto de abrocharse el manto: la mano derecha sostiene una fíbula y recoge un faldón de la ropa sobre su hombro derecho, mientras que la mano izquierda levanta el otro faldón a la altura del pecho.
La cabeza está ligeramente girada hacia la derecha, aunque la diosa en realidad no observa lo que está haciendo sino que mira al vacío, un gesto habitual en las estatuas del segundo clasicismo.
Sus extremos están unidos formando una especie de moño sujetado por una segunda cinta invisible.
En efecto, los inventarios del templo, datados de 346-347 a. C., mencionan entre otros una «estatua erigida» en el lugar[7] y describen a la diosa envuelta en un chitoniskos.