Araciel

Posteriormente su ubicación junto a la vía que comunicaba Asturica Augusta (Astorga) y Tarraco (Tarragona) posibilitó un notable crecimiento de su población, que quedó interrumpido por las crisis del siglo III.Actualmente es unánimemente aceptado por la comunidad científica la relación de este lugar con los Aracellitanorum Bacaudarum del siglo V citados por Hidacio.El mismo Alfonso I extendió poco después (1128) a este lugar el fuero de Cornago, fuero que ya había recibido Cabanillas (1127) y que recibiría Encisa (1129).De hecho, por esta posición contó con un castillo cuyos alcaides se documentan desde el siglo XII.[5]​ A pesar de su emplazamiento estratégico, durante los siglos XIII-XIV su población fue emigrando paulatinamente hacia núcleos urbanos próximos como Tudela y, sobre todo, Corella, movida especialmente por los ataques constantes que padecía en los casi continuos enfrentamientos en la frontera.A pesar de ello, su castillo siguió en uso y fue allí donde sellaron su reconciliación Alfonso V de Aragón y su hermano el infante don Juan (futuro Juan II de Aragón) en el llamado Tratado de Araciel (3-9-1425), por el que se comprometieron a respetar al monarca castellano y a rescatar a su hermano el infante Enrique, cautivo en aquel reino.[6]​ Como en tantos otros lugares, la ermita desapareció a lo largo del siglo XX.En 1980 se levantó en su lugar un pequeño monumento de ladrillo que recuerda su emplazamiento.Apenas quedan restos, ya que la mayoría han desaparecido por la erosión de un riachuelo próximo.Tras despoblarse el núcleo, quedó en uso como ermita hasta comienzos del siglo XX, y a ella acudían en peregrinación anual los vecinos de Corella.
Término municipal de Corella (Navarra), al que pertenece el antiguo Araciel.
Alfonso I el Batallador , en una representación historicista del siglo XIX . El monarca de pamploneses y aragoneses reconquistó Araciel en la campaña de Tudela (1119).