Su padre, que no practicaba la religión, se convirtió leyendo los periódicos tradicionalistas El Correo Español y El Siglo Futuro, a cuya lectura se había aficionado durante la Primera Guerra Mundial debido a su postura germanófila.
[6] Tras la reunificación de las tres ramas del tradicionalismo en 1931, se mantuvo siempre adherido al carlismo.
[7] Esta revista, que combatía el modernismo propugnado por algunos sectores eclesiásticos —especialmente a raíz del Concilio Vaticano II— fue prohibida ese año por el obispo de Cartagena Ramón Sanahuja y Marcé.
Durante la Transición afirmó que la prensa católica se había vendido al comunismo y a la masonería, algo que años antes no hubiera sido capaz de vislumbrar.
[15] Actualmente conserva una calle a su nombre en Murcia[5] y otra en su localidad natal.